Un buen resultado.

Nada más que un engaño, uno poco convincente; un engaño trivial, simple y de pensamientos superficiales. Un intento que se quedó a medias.
Pregunto, ¿Quién eres tú? … Yo soy Felipe Gómez, mucho gusto, la mayoría del tiempo. Suelo no saber quién soy, sobre todo por las noches, sobre todo en las que lloro, y en las que pienso, sólo en las que escribo siento que me conozco, aunque no sepa en realidad quien sea.
Solo te puedo decir que hoy soy feliz, mañana no sé que seré, ayer creí ser feliz, pero hoy me di cuenta que no, que hasta hoy nunca lo había sido, ¿de qué me daré cuenta mañana?
Soy alto, eso lo sé, no por mí, sino por los demás que son más bajos, por eso a veces creo que seguiré siendo alto hasta que llegue alguien más alto que yo, de ahí en adelante seré bajito otra vez.
Mucho gusto, soy yo, el único yo que tengo, el único yo que se da cuenta de las cosas, el único yo que piensa, el único yo que llora y el único que escribe, ¿Qué te puedo decir? Ayer fui infeliz, y creí serlo hasta esta mañana cuando desperté y pensé, ahí me di cuenta que ayer había sido feliz, y que hoy no lo soy.
El que escribe no llora, sólo escribe; el que llora no piensa, solo llora y el que piensa no escribe, solo piensa, pero los tres lloran, ¡sí, yo los he visto¡ los he encontrado por la noche llorando, solos acurrucados en un rincón para que no los vean, en un rincón muy lejos de todo para que nadie los oiga.
El que escribe no conoce al que llora, el que llora no conoce al que piensa y el que piensa no conoce al que escribe, yo soy el único que conoce a los tres. Yo soy el único que se quienes son, y no se lo diré a nadie.
Yo soy el único que sabe quiénes son, y usted es el único que sabe quien soy porque ni siquiera yo lo sé.