domingo, 18 de julio de 2010

Julio 19 de 2010

Y cuando no hay nadie más aquí, cuando nadie más lo entendería o lo soportaría, cuando eres el único con el que no quisiera no hablar, quedas tú, el único tan patético como yo, ven Pepe Grillo te contaré una historia de un hombre cuyo nombre nunca nadie supo y nuca nadie se intereso en saber; era un hombre diferente, pero no en el buen sentido, él era extraño, tenia lo que tenían los demás, pero carecía de todo, de cualquier cosa que lo haya podido hacer especial. Era solo, nunca nadie se interesó en conocerlo, él moría por alguien, pero también moría de miedo, miedo de hacerlo, de la gente, y sobre todo de él mismo.

(PÁRRAFO INEXISTENTE)

Luego de un tiempo, no recuerdo cuanto, apareció en el pueblo un aviso invitando a un entierro de un hombre que ni yo ni nadie nunca conoció, cuyo nombre ni yo ni nadie recuerda; nadie notó el acontecimiento, a nadie le importó y, a nadie tenía por qué importarle.
“A quien le pueda interesar, aquí yace mi miedo y mi soledad, tan entrañables como siempre, mis pensamientos, hechos un nudo al redor de mi garganta; aquí yace todo lo que quedó de mi vida. Aquí solo hay un hueco, aquí no hay nada.” Eso es lo único que recuerdo, un epitafio en una lápida que no espera visita, que nunca nadie ha visitado y que nunca nadie lo hará.

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