Es la inquietud que está justo entre un mar de preguntas y un mar de respuestas.
Es atar cabos, es lo lógico.
No sé porque es tan difícil dejarte entrar en mí, en mi verdad, en mi mundo, no sé si es por mí o es por ti, por mi miedo o tu escepticismo. Tu sabes la verdad, la realidad de las cosas, sólo que no sabes qué verdad, que realidad, sólo ven, pon la mano en mi pecho y todo será tan claro como nunca, como siempre ha sido pero como nunca te habías dado cuenta.
Te he susurrado mil veces al oído que te amo y que confió en ti, te lo he gritado dos mil veces, entiende, y dime, por favor, que sí, que puedo confiar en ti.
No eres así de estúpida, deja de fingir, piensa ¿Quién me conoce como tú? ¿Con quién mas soy como soy contigo?
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